LA IMPORTANCIA DE LA AGRICULTURA FAMILIAR PARA EL DESARROLLO DEL PAÍS

Gracias a su sabiduría y cuidado de la tierra, los agricultores familiares son los agentes de cambio que necesitamos para lograr un desarrollo sostenible.

En las últimas décadas ha surgido un interés especial por caracterizar a la agricultura familiar en los países de la región, debido a sus vínculos positivos con la seguridad alimentaria, la producción de alimentos tradicionales, la generación de empleo, la biodiversidad agrícola y el uso sostenible de los recursos naturales.

Dicho interés condujo a que diversos países realizaran una serie de estudios relativos a la agricultura familiar y a la consecuente elaboración de definiciones del sector, con el objetivo de relevar a la agricultura familiar ante las sociedades y contribuir a generar políticas y programas específicos, como así también crear mecanismos que conduzcan a una adecuada focalización de dichos instrumentos.

En este caso, rescataremos la definición de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que elaboró para el Año Internacional de la Agricultura Familiar, 2014, cuyo propósito era integrar todos los principios de América Latina y el Caribe.

La Agricultura Familiar (incluyendo todas las actividades agrícolas basadas en la familia) es una forma de organizar la agricultura, ganadería, silvicultura, pesca, acuicultura y pastoreo, que es administrada y operada por una familia y, sobre todo, que depende preponderantemente del trabajo familiar, tanto de mujeres como hombres. La familia y la granja están vinculados, co-evolucionan y combinan funciones económicas, ambientales, sociales y culturales, (FAO, 2014).

Agricultura familiar y la seguridad alimentaria

América Latina y el Caribe enfrentan en la actualidad un fenómeno denominado “doble carga de la malnutrición”, donde la subalimentación y la obesidad coexisten en una misma población, país o incluso dentro de una misma familia.La agricultura familiar cumple un rol vital para hacer frente a este nuevo perfil de la malnutrición, gracias a su indisoluble relación con varios de los componentes y ámbitos de la seguridad alimentaria.Sin embargo, los desafíos son de tal magnitud que demandan redoblar esfuerzos de apoyo.

Según el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), en los últimos 30 años existe un aumento considerable del consumo de productos procesados que ofrecen alimentos de muy baja calidad nutricional, caracterizados por ser altos en calorías, grasas saturadas y trans, sal, y pobres en nutrientes como proteínas, vitaminas, minerales y fibras. Esta situación ha desplazado a los alimentos saludables, y ha traído como consecuencia el aumento de la obesidad y las enfermedades crónicas no transmisibles, aumentando la morbimortalidad.

Las mujeres en la agricultura familiar

La agricultura familiar es la actividad económica con mayor potencial para aumentar la oferta de alimentos de América Latina y el Caribe, reducir el desempleo y sacar de la pobreza y la desnutrición a las poblaciones más vulnerables de las zonas rurales, entre las que destacan mujeres.

Las desigualdades en el uso del tiempo de mujeres y hombres en la agricultura familiar dan cuenta de las desigualdades de género, producto de la división sexual del trabajo imperante, y revelan la existencia de un fuerte vínculo entre la dedicación casi exclusiva de las mujeres a las actividades no remuneradas. El incremento de la participación de las mujeres en la agricultura familiar como productoras (remuneradas o no) no ha ido acompañado de la incursión de los hombres en el mundo doméstico y de los cuidados, más aún cuando se observa un aumento sostenido de hogares con mando femenino, y un aumento de la esperanza de vida de la población, que obliga a un gran número de ancianos y ancianas a depender de la familia.

Las mujeres son actrices principales de la seguridad alimentaria, pues contribuyen con sus actividades a que sus hogares tengan ingresos para acceder a la alimentación y, dada la asignación cultural de roles según sexo, son las principales responsables de la preparación de los alimentos, junto con todas las tareas domésticas y de cuidado que enfrentan. Sin embargo, también participan de las producciones comerciales y juegan un papel relevante en la recuperación y protección del medioambiente y del patrimonio cultural.

Se ha demostrado que si se potencia el papel de las mujeres rurales y se invierte en actividades que aumentan significativamente su productividad, el hambre y la malnutrición, se reducen y mejoran los medios de vida rurales. Esto no sólo beneficiaría a las mujeres, sino a toda la población. Pero, además, prestar atención a sus especificidades es una cuestión de derechos, permitiendo que más mujeres refuercen su autonomía económica, y que accedan a todos los derechos en igualdad de condiciones con los hombres, (Revista de agroecología Leisa).

Las familias agricultoras bolivianas

La agricultura familiar representa el 92% de unidades productivas agrícolas del país y cuentan con un rol muy importante en el abastecimiento de la canasta familiar, el porcentaje restante lo comparten lo medianos productores (7%) y grandes productores (1%), afirma René Rojas, presidente de la Coordinadora de Integración de Organizaciones Económicas Campesinas de Bolivia (CIOEC), en una entrevista con el periódico Página Siete.  

La contribución de la agricultura familiar en la producción de alimentos y generación de empleo rural es incuestionable, no obstante, su atención se enfrenta al desafío de la heterogeneidad de situaciones y circunstancias. Debemos insistir en invertir esfuerzos para despertar el interés en la agricultura. La educación relacionada con la seguridad alimentaria y la nutrición puede contribuir al desarrollo de actitudes y valores que conduzcan a una reducción de la mala alimentación e importación de alimentos. Además, el promedio de edad de un agricultor es de aproximadamente 45 años, es decir, que está protagonizada por una población que envejece. Se necesitan acciones concretas para atraer jóvenes, porque la agricultura moderna es un negocio que requiere de una gestión talentosa.

By: Carla Ticona Espinoza

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