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  • Enrique Arnal y su exposición en su homenaje «El mundo en mi memoria»

    Enrique Arnal y su exposición en su homenaje «El mundo en mi memoria»

    Enrique Arnal vida y obra.-

    Enrique Arnal nació en el centro minero Catavi, en el norte del departamento de Potosí, en el año 1932. Arnal descubrió su pasión por la pintura de la mano de su madre Ema, quien dibujaba y hacia trazos en sus momentos libres.

    Al finalizar, sus estudios secundarios decidió dedicarse a las artes plásticas en la que fue un auténtico autodidacta, pero con una vocación natural para el dibujo, el grabado y la pintura, en la que destacó como uno de los mejores artistas plásticos de su época. Así fue que tras 12 años de actividad dedicada íntegramente a la creación pictórica obtuvo una beca de la Fundación Simón I. Patiño, que le permitió estudiar en París entre 1966 y 1967. Más tarde  obtuvo otra beca del Programa Fulbright para realizar estudios en Virginia, Estados Unidos.

    Una de las pasiones de Arnal fue pintar animales: toros, caballos, gallos, perros, bisontes y, sobre todo, cóndores, inspirado en los recuerdos de su infancia, un periodo de su vida en que tuvo un contacto directo con el ganado vacuno, caballar, los asnos y las mulas, animales que eran empleados en el transporte del mineral.

    Además ejerció como docente en la carrera de Artes Plásticas de la Universidad Mayor de San Andrés, de 1978 a 1980, dos años en los que muchos estudiantes se beneficiaron de la experiencia y la capacidad didáctica del maestro Enrique Arnal.

    Enrique Arnal  vivió aferrado a los recuerdos atesorados desde la infancia, hasta el día en que falleció, tras una larga enfermedad, en la ciudad de Washington, DC, lejos de su tierra natal, el 10 de abril de 2016.

    Exposición “Mi mundo en mi memoria”.-

    El pasado jueves 1 de septiembre la fundación Patiño albergo a medios de comunicación, personajes dentro del mundo del arte y al público en general a la inauguración de la exposición en homenaje al artista plástico Enrique Arnal, denominado “El mundo en mi memoria”, que estará hasta el final de septiembre en las salas 1 y 2 de la fundación.

    La exposición cuenta con 80 dibujos y pinturas del artista, que en su mayoría están viendo a la luz por primera vez ya que pertenecen a su colección privada, además se hizo la presentación del libro “Arnal”, que la edición estuvo a cargo del hijo del artista, Matías Arnal y su madre Nina Tamayo.

    En el libro podemos observar, obras inéditas del artista, y su paso por Washington, con conversaciones sostenidas y recuperadas con la escritora Alejandra Echazú.

    Dentro de la colección que se encuentra en exposición, podemos encontrar dibujos de animales de una forma abstracta, con una técnica de combinado entre lápiz y acuarela, dibujos que están hechos a lápiz, pinturas al óleo sobre cartón prensado y sobre lienzo, cuadro que representan la belleza del cuerpo humano, con formas asimétricas y alguno que otro cuadro abstracto al principio, pero con un significado profundo.

    Lo que más se ve dentro de la exposición son anímales en espacial toros y vacas haciendo referencia a su pasión por estos animales, y su infancia vivida en las minas.

    La muestra (de libre acceso para el público) permanecerá hasta el miércoles 28 de septiembre y podrá ser visitada de lunes a viernes, de 10.00 a 19.30. La exposición viajará posteriormente a Cochabamba y Santa Cruz.

    Conoce sobre el origen de La Fundación Patiño.-

    La fundación Patiño empezó sus actividades en la ciudad de La Paz en el año 1984, sobre el prado Paceño, para ser más precisos en el edificio Alameda, donde tenía solo una sala de exposición y una sala de reuniones, para poder llevar acabo sus actividades.

    Posteriormente se trasladó a la zona de Sopocachi, en el año 1996, y el 2001 se creó el Centro de Documentación en Artes y Literaturas Latinoamericanas, el 29 de enero de 2003 se inauguró el Café del Cómic, que luego se transformó en el actual Centro del Cómic. Desde el 2 de enero de 2008 funciona el Centro de Acción Pedagógica y el 1 de octubre de 2013 se inauguró el C-Musical, área que originariamente se llamó Archivo Fonográfico del CEDOAL.

    La fundación Patiño actualmente cuenta con un edificio propio sobre la avenida Ecuador esquina Rosendo Gutiérrez, cada una de sus áreas estan centradas y cuenta con galerías de exposición.

  • EL CÍRCULO CROMÁTICO

    EL CÍRCULO CROMÁTICO

    El círculo cromático se define, obviamente, por su forma circular. Uno de los primeros diagramas se remonta a principios del siglo XVII. El gráfico de Aron Sigfrid Forsius se ve diferente a la rueda de colores moderna, y presenta una clasificación diferente de los matices. A través de sus estudios, Forsius llegó a la conclusión de que los colores podían acomodarse en un orden especial. Su sistema usaba cinco colores principales dispuestos entre el blanco y el negro. Eran: rojo, amarillo, verde, azul y gris. Cada uno fue clasificado como más cercano al blanco o al negro.

    Sir Isaac Newton aplicó su enfoque científico al color. Realizó experimentos para estudiar la relación entre los colores; su prueba más famosa hacía uso de un prisma. En una habitación oscura, Newton colocó un prisma frente a un rayo de luz, produciendo un espectro de colores que iban del rojo al púrpura. Esto demostró que la luz blanca en realidad se compone de muchos colores.

    Newton describió sus hallazgos en su libro de 1704, Óptica, y creó un círculo cromático temprano con base en las combinaciones que presenció en su experimento con prismas. Tomó una decisión crucial en su trabajo al conectar el extremo violeta del espectro con el extremo rojo, creando así la primera iteración de la rueda de color que conocemos y amamos. Johann Wolfgang von Goethe diseñó su propio círculo cromático en 1810 en respuesta a la teoría del color de Newton. Según él, la oscuridad no era la ausencia de luz, sino una fuerza externa que jugaba un papel importante a la hora de producir tonalidades. Según su teoría, cuando la luz chocaba con la oscuridad, la colisión producía colores observables

    La rueda de color de Newton sirvió como base para futuros teóricos, ya que era una demostración de cómo los colores pueden mezclarse para producir otros. Algunas iteraciones famosas que siguieron a su descubrimiento ni siquiera eran ruedas. La obra de Tobías Mayer, terminada a finales del siglo XVIII, era un sistema de colores que ordenaba los tonos en un triángulo. Este astrónomo colocó los colores primarios, rojo, amarillo y azul, en cada esquina de la forma. El resto del triángulo se rellenó con gradientes progresivos en forma hexagonal de los tres colores. Mayer creó 12 gradaciones entre dos colores cualquiera, ya que, según él, ese era el grado máximo de variación que el ojo humano podía distinguir.

    Después de la introducción del triángulo de color de Mayer, el físico Georg Christian Lichtenberg redujo los 12 colores a siete gradaciones por lado. Otro círculo cromático notable fue la esfera de color creada por el pintor Philip Otto Runge en 1807. Su modelo combinaba los tres colores primarios de Mayer (o “puros” como eran conocidos) más el blanco y negro y los extendía sobre un globo tridimensional con secciones transversales. Albert Henry Munsell introdujo la rueda del color en el siglo XX mediante la construcción de un sistema de color que combinaba la tridimensionalidad con referencias a la teoría de Newton. Su modelo presentaba un cilindro tridimensional que se clasificaba de blanco a negro rodeado por un anillo que mostraba matices, así como un croma que mostraba las posibles combinaciones de todos ellos.

    Buenas Vibras!

    By: Alison Loza