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  • UN NUEVO AÑO DE INCENDIOS EN BOLIVIA

    UN NUEVO AÑO DE INCENDIOS EN BOLIVIA

    Bolivia ha ingresado a un ciclo no circunstancial, en el que los incendios vuelven a aparecer año tras año. Entre los meses de agosto y noviembre se ha hecho costumbre que los incendios ocupen un lugar importante en la agenda nacional y, junto a ello, la impotencia de ver cómo se van destruyendo millones de hectáreas de bosques, con los impactos socio ambientales que ello implica. Los años 2019 y 2020 ya habían sido los más desastrosos en ese sentido, pero ahora el 2021 se suma a esta lista de desastres en el país. En 2019 por la magnitud de las áreas afectadas por los incendios, fueron 5.3 millones de hectáreas quemadas, lo que implica que fue el año con mayor afectación por el fuego, en especial en el departamento de Santa Cruz. En cambio, en 2020, si bien la extensión territorial total afectada disminuyó, fue el año en que resultaron quemadas una mayor cantidad de áreas protegidas y bosques. Y este año, desde enero hasta julio ya se han quemado 749 mil hectáreas, según la ONG Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN).

    Los incendios tienen que ver no solo con el calentamiento global y el aumento de las sequías, sino también con un modelo productivo y un conjunto de actividades relacionadas, que imponen una gran presión sobre distintos territorios, incluso sobre algunos que no son considerados aptos para la actividad productiva.

    Normas que no ayudan

    El origen del incendio sigue siendo el más común de todos los años, el chaqueo. Bolivia cuenta con un marco jurídico que promueve o permite actividades incendiarias relacionadas con la ampliación de la frontera agrícola.

    Entre esta normativa está la Ley N° 337, de apoyo a la producción de alimentos y restitución de bosques de 2013; la Ley N° 502, de ampliación del plazo y modificación a la Ley N° 337, de 2014; la Ley N° 739, de modificación de las leyes N°337 y N°502, de 2015; y la Ley N° 952, de 2017. Todas estas consideradas como leyes del «perdonazo» del desmonte ilegal.

    En referencia a la normativa que permite directamente la quema, está la Ley N° 741, de autorización de desmonte hasta 20 hectáreas para pequeñas propiedades, del 2015; la Ley N° 1171, de uso y manejo racional de quemas, de 2019. Dentro de este paquete también está el D.S. N° 3973, que autoriza desmontes y quemas en el Beni.

    Fuente: Mongabay

    Poca ayuda para nuestros bosques y reservas

    A partir de los incendios forestales del 2019 en Bolivia pusieron en evidencia la falta de un plan de prevención y de presupuesto para gestionar las áreas protegidas. Algo que siempre ha sido una gran debilidad, la poca inversión y el caso omiso que se hace hacia nuestras áreas verdes.

    La institución Sernap comenzó funcionar en la década de los 90 con financiamiento internacional para los primeros 15 años. El compromiso del Estado boliviano era trabajar en estrategias financieras de autogestión a largo plazo. Algo que nunca se logró. En noviembre de 2019, el déficit era de 22 millones de bolivianos. En 2020 por la pandemia los 14 parques nacionales habilitados para el turismo dejaron de recibir visitantes. Se estima que solo la Reserva Eduardo Avaroa, perdió 7,7 millones de bolivianos, según un documento de la Dirección de Planificación del Sernap. Durante siete meses ningún área nacional recibió dinero para gastos operativos del Estado. “En muchas de ellas el tema logístico lo solventaba el apoyo de ONG, instancias amigas, comités de gestión, o el propio personal que con sus recursos financiaba gasolina”, asegura Miranda (la antigua directora de Sernap).

    Durante un año, entre noviembre de 2019 y noviembre de 2020 para poder sofocar los incendios se tuvo que recurrir a empresas privadas, a las gobernaciones y municipios de cada ciudad y a distintas ONG´s para poder recibir alguna ayuda económica. Según Miguel Ángel Sardán ex director del Área Natural de Manejo Integrado (ANMI) asegura que se acostumbró a “no pedir fondos” al gobierno, porque “es una pérdida de tiempo”.

    Respecto al Presupuesto Operativo Anual (POA) 2021, Teodoro Mamani, director del Sernap, la institución recibe del Tesoro General de la Nación (TGN) solo el 23 % de los recursos que necesita, “nada más para los sueldos”. El resto llega del apoyo de Países Bajos. “La Unión Europea nos está apoyando con 14 millones de bolivianos, por lo que uno de nuestros objetivos es gestionar más recursos económicos”.

    `Foto: CNN en Español

    Bolivia viene de una crisis política, y sumándole a ello, la crisis sanitaria por la que atraviesa aun la población mundial. Gracias a la mala organización política, se vieron afectados también nuestros bosques. Varias autoridades de Sernap, científicos, organizaciones ambientalistas y expertos, temían que esta decisión esté asociada a la necesidad de impulsar la economía sin tomar en cuenta el medio ambiente y la temporada de incendios. Ya se tenía previsto que este no iba a ser un buen año, en enero según Carlos Pinto, gerente de proyectos de manejo de fuego de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN) señaló: “Este año se perfila como complicado climáticamente. Hay que estar atentos para ver los escenarios (de incendios). Con dos años de actividad productiva paralizada por la crisis política y la pandemia, ahora en 2021 todos van a querer salir a producir”, dijo.

    Mientras las condiciones climáticas y los recientes incendios anuncian un año crítico más para los bosques de la Chiquitanía, otras condiciones agravan aún más la situación, los recientes monitoreos satelitales que indican el incremento de los focos de calor según el último reporte del monitoreo satelital del Centro de Planificación Territorial Autonómica (CPTA) del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (Cejis) da cuenta de ello. Según el informe de junio de 2021, para territorios indígenas y áreas naturales protegidas se registró 15.815 focos de calor en todo el país, una cifra que duplica los 7.199 focos de calor registrados en el mismo mes de 2020.

    By: Daymira Canales

    Bajo mi Sombrero Verde

  • PROBLEMAS AMBIENTALES POR EL USO DE PIELES

    PROBLEMAS AMBIENTALES POR EL USO DE PIELES

    La caza de furtiva de animales

    El negocio de la caza furtiva de animales mueve millones de dólares en el mundo y da comida y medios a miles de personas en todo el planeta, pero también amenaza gravemente la vida de millones de especies y el equilibrio de sus ecosistemas, entre otros problemas. Una de las causas, y la mas importante es:

    • La venta ilegal de animales. En este caso, muchos de los animales son vendidos vivos, pero son cazados en sus hábitats de forma furtiva, y otros muertos como materia prima para diversas industrias. El negocio del tráfico ilegal de animales es, tras el tráfico de armas y de drogas, el tercero que más dinero mueve (según la ONU, 10 mil millones de dólares al año).

    Se trafica sobre todo con monos, víboras, tortugas, iguanas, caimanes o aves (principalmente loros). Los loros, se venden vivos como animal de compañía al público o para zoológicos, zonas de reserva de fauna o circos con animales. En cambio las iguanas, y otras especies se venden muertas para la elaboración de zapatos o carteras con sus pieles.

    Fuente: Hogarmania

    Moda de pieles

    • Pieles de animales silvestres
      La caza y captura de animales silvestres para la explotación peletera es un método muy utilizado en la gestión de fauna silvestre y no tiene demasiado impacto ambiental. Existe un cupo muy restringido establecido por los gobiernos u organismos ecologistas estatales para mantener las poblaciones en niveles que representen un excelente estado de salud para el ecosistema. La venta de pieles de animales silvestres no solo proporciona importantes ingresos para comunidades remotas o indígenas, sino que también ayuda en la gestión de los ecosistemas. Generalmente, utilizan todo el animal, y lo que no consumen como alimento lo devuelven al ecosistema para proporcionar comida para otras especies silvestres.
    • Pieles de animales de granja
      Los animales de granja consumen alimentos preparados con los restos de productos de la industria de la carne, pescado y lácteos, evitando así que estos desechos sean eliminados en el medio ambiente. Cuando los desechos de las granjas peleteras se administran correctamente, existen beneficios ambientales como la producción del biogás que reduce la demanda de combustibles fósiles y la producción de fertilizantes agrícolas que reemplazan a los fertilizantes elaborados con gran cantidad de energía.

    Procesamiento
    Todos los productos químicos utilizados en la preparación de las pieles están regulados para garantizar que se adopten prácticas que respeten el medio ambiente. El comercio de la piel utiliza los mismos productos químicos, que los que se utilizan en las industrias del curtido de pieles donde se elimina el pelo o la piel del cuero, en cambio en la industria peletera, el cuero debe ser tratado con mayor cuidado para garantizar que el pelo o la piel permanezcan intactos.

    La industria peletera es responsable de un derroche de recursos, de la generación de residuos y de la introducción en el medio natural de especies no autóctonas. Todo ello para satisfacer una supuesta necesidad de prendas de abrigo, totalmente inexistente, y los imperativos de una moda anticuada y repudiada por la mayorí­a de la población.

    Fuente: El País

    Razones para no usar pieles:

    • Millones de animales son matados anualmente: la industria peletera causa la muerte en el mundo a más de 140 millones de animales silvestres. 40 millones de estos animales son criados y matados en granjas y los 20 millones restantes son cazados utilizando trampas no selectivas que a su vez producen la muerte de otros 80 millones de animales no útiles para la peleterí­a.
    • Extinción de especies: la captura y muerte de animales salvajes con fines peleteros ha llevado a la extinción a diversas especies, como por ejemplo, al visón del mar y al zorro de las Malvinas, mientras que a otras muchas las ha puesto al borde de la desaparición.
    • Sufrimiento innecesario: Los métodos utilizados para matar a los animales son estremecedores. En el caso de animales en libertad, su muerte se produce especialmente mediante la utilización de trampas, tales como cepos. Estos métodos no causan la muerte del animal de forma rápida, sino que alargan el sufrimiento. La muerte termina produciéndose tras largo tiempo de agoní­a.
    • Manipulación genética: la manipulación genética es una constante en las granjas. Se realiza una crí­a selectiva basada en caracterí­sticas tales como la calidad y el color de la piel, o en el éxito reproductor.
    • Intento de domesticación: la crí­a en granjas de animales silvestres como los visones o los zorros se realiza como si éstos fuesen animales domésticos. La domesticación de cualquier animal supone la desaparición de la forma de vida y comportamiento de una especie. Este proceso hace que pierda su capacidad de sobrevivir por sus propios medios, pasando a depender del hombre. La domesticación de especies silvestres supone su «extinción», y ello debido únicamente al uso de sus pieles.
    • Derroche de recursos: la muerte anual de 140 millones de animales silvestres para la confección de innecesarios productos de lujo representa un evidente derroche de nuestro recurso fauní­stico. Pero, además, la existencia de las granjas peleteras supone también un derroche energético y de alimentos. Se necesitan 3,3 toneladas de alimento (harina de pescado, proteí­nas vegetales, cereales, etc.) para confeccionar un abrigo de visón, y 1 tonelada para un abrigo de zorro.
    • Producción de residuos: En los procesos de curtición de las pieles se emplean metales pesados que se vierten en las aguas industriales, envenenando los ecosistemas acuáticos.
    • Cambios en la cadena alimentaria: Al cambiar el ecosistema y abandonar los animales su hábitat natural para sobrevivir lejos del ser humano se altera de forma considerable la cadena alimentaria. La caza no solo influye en los animales que mueren sino en las presas, depredadores y plantas que conforman el entorno dando lugar a una mala calidad del suelo y a la escasez de nutrientes

    Finalmente, la caza contribuye a la pérdida de biodiversidad de especies. La mayoría de las extinciones modernas de especies se han generado por una pérdida o degradación del hábitat (deforestación, contaminación, cambio climático) o la depredación por especies invasoras. Cada día más de 150 especies desaparecen; cada año entre 18 000 y 55 000 especies se extinguen. A este ritmo, entre un 25 % y un 40 % de las especies que habitan en el continente africano pueden perderse para el año 2085, según el secretario de la Convención para la Biodiversidad de la ONU.  La pérdida de la biodiversidad, hace daño al propio humano.

    Por todo ello, es necesario valorar los factores que, como la caza inciden de forma negativa en el equilibrio ambiental y en la riqueza de biodiversidad de especies, que a su vez, repercuten en el bienestar del propio ser humano.

    By: Daymira Canales

    Bajo mi Sombrero Verde