Los alimentos transgénicos son todos aquellos productos que han sido sometidos a una modificación genética, para poder dotar de ciertas características especiales al alimento (color, tamaño, sabor, etc.). Incluso expertos han logrado transferir genes de un organismo a otro, para poder dotarlo de alguna característica o cualidad que el otro carece y así, mejorar sus propiedades originales. Básicamente es una alteración o repotenciación estructural. Algunos de estos productos modificados genéticamente son muy populares en el mercado, e inclusive, forman parte de la dieta diaria. Estos alimentos son: maíz, patatas, tomates, carnes rojas, semillas, hortalizas, café, entre otros.
En el caso de las plantas y el cultivo, muchos son tratados para aguantar con mayor resistencia la sequía y mejorar su producción. Algunos afirman que los alimentos transgénicos son más duraderos, resistentes, nutritivos y rápidos de cosechar, por otro lado, otros, sostienen que en el suelo en el que se cosechó semillas genéticamente modificadas el suelo queda bastante dañado, y no pudiendo volver a cosechar las semillas naturales.
Efectos que tienen los alimentos genéticamente modificados en el medio ambiente
- Contaminación genética
Numerosos estudios han puesto en evidencia que es prácticamente imposible impedir la dispersión del polen de los cultivos transgénicos, evitando totalmente la polinización no deseada de otros cultivos y la contaminación de ecosistemas. En determinadas condiciones climáticas, el polen puede elevarse a gran altura y viajar a grandes distancias, polinizando campos muy distantes. A pesar de que los cultivos transgénicos ocupan un porcentaje todavía pequeño de la superficie agrícola mundial, han producido ya una alarmante contaminación de los campos, de las semillas e incluso de algunos bancos de germoplasma, convirtiéndose en un problema preocupante.

- Aparición de plantas invasoras
Un 10% de las especies exóticas que el hombre ha introducido en el entorno han causado importantes problemas, y en algunos casos desastres ecológicos. Se ha comprobado, que los rasgos transgénicos pueden saltar con relativa facilidad a otros cultivos y a especies silvestres, diseminándose en el medio con consecuencias completamente imprevisibles.
- Representan un peligro para la biodiversidad
Los cultivos transgénicos ponen en peligro la biodiversidad por las siguientes razones:
– Incremento del uso de herbicidas y fertilizantes, con sus impactos sobre suelo, agua, flora y fauna. Cuando los plaguicidas se usan sin un control cuidadoso, las plagas que deben exterminar pueden volverse resistentes a ellos.
– Impacto de los cultivos resistentes a plagas sobre insectos y microorganismos del suelo. Los plaguicidas de los cultivos transgénicos matan a los insectos y bacterias que son útiles y que viven en la tierra. También pueden ser dañinos para las aves, murciélagos y otros animales que ayudan en la polinización de plantas y control de plagas.
– Contaminación de especies silvestres. El polen de los cultivos transgénicos vuela con el viento y se dispersa a otras plantas similares. Como las plantas transgénicas son nuevas, nadie sabe los posibles efectos que esta situación tendrá en el largo plazo
– Cambios de uso del suelo (deforestación y desecación de turberas) para ganar terrenos para la agricultura industrial.

- Relación entre los cultivos transgénicos y la deforestación
El cultivo de soja transgénica para alimentar la ganadería industrial es responsable de gran parte de la deforestación en América del Sur. La superficie de tierras cultivadas con la soja transgénica de Monsanto aumenta mientras que los bosques, riquísimos en biodiversidad, disminuyen notablemente. Por ejemplo: en Argentina, más de 200.000 hectáreas de bosque primario desaparecen cada año, debido principalmente a la expansión de los monocultivos de soja transgénica. Las imágenes de satélite muestran que en Brasil, entre 2001 y 2004, 540.000 hectáreas de bosque y 939.600 hectáreas de pastos se convirtieron en cultivos de soja. Según las previsiones, la producción de soja aumentará en 5 millones de hectáreas para 2020, llegando a las 26,85 millones de hectáreas (la superficie de Nueva Zelanda). La soja es el principal producto de negocio de Brasil y ocupa más tierras que cualquier otro cultivo. Es habitual talar bosques para cultivar soja; además la expansión de la soja muchas veces sustituye y empuja a la ganadería hacia los límites del bosque.
Se debe apostar por métodos agrícolas biológicamente diversos, los cultivos transgénicos no desempeñan un papel relevante en la búsqueda de la sostenibilidad.
By: Daymira Canales
Bajo Mi Sombrero Verde