CRONICA
En la noche del 14 de octubre, en un evento lleno de simbolismo y reivindicación, la embajadora de Francia en Bolivia, Hélène Roos, entregó a la feminista anarquista María Galindo la distinción de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, un reconocimiento a su vasta trayectoria en la lucha por los derechos de las mujeres y la visibilización de las disidencias. La ceremonia, que tuvo lugar en «La Virgen de los Deseos», sede del colectivo Mujeres Creando, fue un espacio de convergencia donde el arte, el feminismo y la resistencia se entrelazaron con fuerza.
El acto, comenzó con palabras de la embajadora Roos, quien resaltó la importancia del trabajo de Galindo en el ámbito del arte y la cultura, destacando su capacidad para fusionar la expresión artística con el activismo social. «Francia ha elegido distinguirla por su contribución al desarrollo cultural y por su lucha constante contra las opresiones patriarcales», señaló la diplomática, subrayando que Galindo ha llevado su voz y su arte más allá de las fronteras bolivianas, participando en importantes foros internacionales, como el Museo Reina Sofía en Madrid y el Festival de Avignon en Francia.
Sin embargo, el acto no solo fue un homenaje de Francia a María Galindo; la activista había preparado una sorpresa para la embajadora. Con humor y autenticidad, Galindo relató cómo decidió hacer un regalo simbólico a Roos en reciprocidad al premio recibido. “Decidí que te voy a dar algo, y fui a buscar quién lo pudiera fabricar. Una artesana me dijo que no podía hacerlo solo para una persona, que tenía que ser para 40 o 50, pero le expliqué que era para alguien muy especial”, contó entre risas y complicidad con el público.
El momento llegó cuando Galindo le entregó públicamente a la embajadora una pieza única, hecha a mano, cargada de simbolismo. Aunque no se especificó el objeto en sí, el gesto reflejó la profunda admiración de Galindo por Roos y su trabajo. “Esto es un principio andino: no se puede recibir sin dar”, dijo la activista, mientras la embajadora recibía emocionada el presente, resaltando el lazo de afecto y respeto que ambas han forjado en sus trayectorias.
El discurso de Galindo, como era de esperar, rompió con la formalidad del evento. Con su habitual irreverencia y autenticidad, la activista comenzó agradeciendo la medalla, aunque no tardó en desviar el rumbo hacia una reflexión crítica sobre el significado de los premios y reconocimientos. «Nunca he creído en medallas, ni en títulos, ni en premios de nadie. Siempre he pensado que son parte de un sistema que no nos representa», expresó. A pesar de ello, Galindo aprovechó la ocasión para lanzar varios deseos dirigidos al Ministerio de Cultura de Francia, abarcando temas que van desde la descolonización del arte hasta la crítica al racismo estructural presente en las instituciones culturales europeas.
Uno de los momentos más poderosos de su discurso fue cuando enfatizó que Bolivia y los países del sur no son simplemente «latinos o americanos», sino territorios con identidades propias que han sido borradas por la violencia colonial. “Nombrarnos como latinos o americanos es parte de la violencia conceptual y simbólica que Europa ha ejercido sobre nosotros», afirmó con contundencia, arrancando aplausos de los presentes.
El evento también contó con la participación de otros referentes del colectivo Mujeres Creando, así como la anti-chef Emiliana Quispe, quien ofreció un bufet andino-amazónico que celebraba la riqueza culinaria prehispánica de Bolivia, con productos como la quinoa y el chuño. Quispe explicó que este tipo de alimentos ancestrales representan una forma de resistencia frente a la invasión de productos procesados y refinados que hoy dominan el mercado global.
La noche cerró con un ambiente festivo, pero sin perder el tinte que caracteriza los eventos organizados por Mujeres Creando. Entre brindis y conversaciones, se respiraba el espíritu de lucha y resistencia que ha marcado la carrera de María Galindo.
Buenas Vibras Bolivia