Las abejas desempeñan un papel fundamental en nuestro ecosistema, especialmente por su inestimable labor de polinización. Se estima que un tercio de la alimentación humana depende de la polinización por insectos, además de un número considerable de medicinas de origen vegetal. Los polinizadores desarrollan, por tanto, una función clave en la naturaleza, de la que a menudo no somos conscientes
Más del 75% de los alimentos que consumimos cada día dependen de su polinización diaria. Manzanas, peras, cítricos, cerezas, sandías, ciruelas, zanahorias, cebollas y ajos son algunos de los alimentos que no existirían sin las abejas. Hay cultivos que no dependen exclusivamente de las abejas para la polinización, pero cuando estos insectos llevan el polen de flor en flor, producen una cosecha más abundante. Al volar de flor en flor en busca de néctar, las abejas y otros insectos polinizadores se convierten en agentes de la biodiversidad. ¿Qué significa esto? Al recoger el néctar, estos insectos se “ensucian” literalmente de polen, que transportan a otras flores, lo que permite a las plantas fecundarse y reproducirse mediante la formación de nuevas semillas.
Las abejas también son muy valiosas para el medio ambiente en general. Casi el 90% de las especies de plantas silvestres y espontáneas dependen de la acción polinizadora de las abejas para su reproducción y propagación, un rol que se ha vuelto aún más central debido a la desaparición gradual de otros polinizadores silvestres. Teniendo en cuenta que en el mundo hay unas 350.000 plantas silvestres y unas 200 cultivadas, es fácil comprender la importancia del impacto de estos diminutos insectos para nuestro planeta, la biodiversidad y la conservación de los ecosistemas.
¿Qué es la biodiversidad?
Podemos definir qué biodiversidad es como la riqueza de la vida en la Tierra: plantas, animales, microorganismos, hongos, agentes bióticos, etc. Básicamente, toda la variedad de vida que caracteriza a nuestro planeta. La preservación de la biodiversidad y la regulación de los ecosistemas dependen del trabajo que las abejas, como los polinizadores en general, realizan cada día. Pensar en un mundo sin abejas requiere mucha imaginación, pero ninguno de los escenarios que se plantean es tranquilizador.
Desaparición de las abejas ¿la situación realmente es tan alarmante?
Los datos que se desprenden de numerosos estudios nos dicen precisamente eso, llegando a hablar de un verdadero “apocalipsis de los insectos”. El ritmo al que están desapareciendo es impresionante. Con esta tendencia, el 40% de las especies de insectos podría extinguirse en pocas décadas.
Además de la polución ambiental, las abejas se enfrentan a otros problemas.
- El cambio climático. Se produce en estas una mayor mortalidad debido a los fenómenos meteorológicos extremos. Por tanto, se produce una menor floración y una disminución del polen y también el aumento de nuevas especies invasoras como es el caso de la avispa asiática. Todo esto provoca problemas y alteraciones en la agricultura y los ecosistemas se ven fuertemente afectados.
- Uso de plaguicidas. Su uso convierte a la agricultura industrial en una de las mayores amenazas para las abejas en todo el mundo. Como resultado envenenan a las abejas y perturban su sentido de orientación.
- La deforestación. Es el principal degradante de las abejas y el medio ambiente porque al no tener árboles que pecorear y polinizar ya no habrá semillas para que la selva se reforeste por si misma, lo que llevará al colapso de la vida del hombre, abejas y de la vida tal y como la conocemos.
Muchas especies de abejas silvestres y solitarias ya están en peligro de extinción, pero incluso las abejas melíferas más comunes no están bien. Sólo gracias a los apicultores la situación no es catastrófica. El apicultor, al cuidar las colmenas, no sólo produce miel, sino que también vigila su salud y su supervivencia.
By: Daymira Canales
Bajo Mi Sombrero Verde