El 26 de enero se celebró el Día Mundial de la Educación Ambiental, una fecha que deja mucho que reflexionar y hacer crítica constructiva de las acciones que se está tomando para afrontar los desafíos climáticos y ambientales tanto a nivel individual como colectivo.
La educación ambiental es una pieza fundamental y se debe tomar como un sinónimo de pensamiento crítico. Cuando la persona llega a obtener la información verdadera y completa, ahí es cuando se refuta, cuestiona y pregunta si los hábitos, el consumo y las acciones que realiza generan impactos positivos o negativos al planeta tierra, y es ahí donde nace la percepción realista y asimila que coexistimos en una dimensión ambiental. En pleno siglo 21 fomentar al individuo y a la sociedad colectiva al pensamiento crítico es una herramienta fundamental de prevención de lucha contra el cambio climático y las problemáticas ambientales que lo vivimos día a día.
Hoy, en nuestro país la educación ambiental va abriéndose paso y generando cada vez más incidencia a más personas. Sin embargo no podemos quedarnos en una burbuja individual, las acciones que podemos hacer como individuos no tienen por qué ser individualistas, la acción individual siempre suma, agrega, pero para transformar necesitamos acción colectiva, ya que toda acción colectiva viene de acciones individuales. Hay que generar sinergias, somos personas. Es un desafío como sociedad, pero la educación ambiental es fundamental e importante, y debe ser enseñada integralmente desde niños hasta adultos. Movimientos colectivos han logrado transformar la historia, por eso hoy debemos ser la transformación y ser parte del todo que necesita nuestro planeta tierra.
Fomentemos la educación ambiental y desarrollemos el pensamiento crítico.
Ing. Carla Clavijo
Bajo mi sombrero verde