NO ERA MI BASURA, PERO SI MI PROBLEMA

Cada vez que visitamos la naturaleza uno recibe más de lo que anda buscando, es por esto que hace dos años por el feriado de carnaval decidí a hacer un trekking de dos días con un grupo de amigos fotógrafos por Sillutinkara, es una senda que inicia por un desvió poco visible en la carretera a Coroico en el departamento de La Paz. Está ubicada dentro del  Parque Nacional ANMI Cotapata, según datos del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, alberga alrededor 1.507 especies de flora, de las 125 son endémicas y 36 exclusivas del área protegida; 11 especies de peces, 27 especies de anfibios, 29 especies de reptiles, 455 especies de aves, 85 de mamíferos; dentro de los invertebrados se registra 16 especies de coleópteros y 529 especies de mariposas diurnas.

Un recorrido de dos días por montañas, senderos, maleza, ríos y distintos ecosistemas nos esperaban, esta no es una senda tan concurrida como otras dentro del parque pero media hora después de empezar la caminata empecé a ver rastros humanos, no eran hechas con huellas de zapatos, si no huellas de basura.

No lo dude, tenía una bolsa mediana en mi mochila y empecé a recoger envolturas de dulces, envases de jugos, tapas de botellas, botellas plásticas, restos de bolsas plásticas, latas de metal, etc. Unas horas después mí bolsa se llenó, pedí prestada una más grande porque encontré ponchillos de lluvia tirados en medio del camino, en medio de toda esa perfecta  naturaleza.

Sabemos que la contaminación por plástico es un problema mundial y que durante su degradación libera una gran variedad de sustancias químicas, convirtiéndose así en una amenaza enorme para la biodiversidad y para todo tipo de fauna. A pequeña escala, sabemos que puede llegar a formar parte de los organismos por bioacumulación. A gran escala esta en cualquier parte del planeta, contaminando lugares de lo más comunes, hasta los más inaccesibles como Sillutinkara.

 Al anochecer la bolsa negra se llenó aún más, mi mochila pesaba, tenía mi cámara a un lado y con el pasar del tiempo por la fricción y el peso la bolsa me empezó a lastimar. Pero no importo, me preocupaba más llevarme esa basura. Cruzamos ríos, caminamos muchos kilómetros, hice que mis amigos me ayuden a pasarla por un rio caudaloso con la bolsa, me dijeron que la deje, se rieron, pero yo sabía que debía hacer.

Al día siguiente llegamos a un refugio llamado Urpuma, en la intersección con el Choro, la bolsa llego con huecos, pero llegó, la dejé en un contenedor y sentí una satisfacción única y enorme.

Después de esta experiencia te dejo tres formas sobre cómo reducir los residuos plásticos en tu próximo viaje:

  • Evita los plásticos de un solo uso. Usa bolsas de tela, botellas reutilizables, frascos de vidrio y/o metal para almacenar tus alimentos.
  • Opta por reutilizar.  Opta por un juego de tenedores, cucharas y cuchillos reutilizables que puedas usar en todos tus viajes.
  • Recicla. 

Todos podemos ser parte del cambio, haciendo y siendo ejemplo.

Por: Fiorella Rivera

BAJO MI SOMBERO VERDE

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