Por: Laura Malbec
La vid llega a Bolivia en el año 1550 de la mano de misioneros religiosos católicos que, como en el resto de la región, cumplían su incansable labor de convertir al catolicismo a los originarios americanos para lo cual necesitaban del vino que cumple una papel fundamental en la eucaristía representando la Sangre de Cristo.
Hoy día Bolivia es un país productor emergente en el mundo del vino, si bien tenemos tantos años de historia como nuestros vecinos productores vitivinícolas, es en los últimos 15 años aproximadamente que la industria nacional da un importante vuelco hacia la producción de vinos de alta calidad enológica.
El país cuenta con unas 3.000 hectáreas de viñedos, distribuidos en los departamentos de Tarija, que agrupa el 93% de la producción de uva de vinificar, Chuquisaca, Cochabamba, La Paz y Santa Cruz de la Sierra.
Los viñedos bolivianos están ubicados entre los 1.600 a 3.000 metros sobre el nivel del mar, lo que los posiciona como uno de los viñedos más altos del mundo, con la particularidad de que el 100% del vino producido en el país es Vino de Altura.
77% de la producción boliviana corresponde a vino tinto, 20% a vino blanco y 3% a vino rosado. 82,650 hectolitros de vino se producen por año procedentes de 65 viñedos que también dan uva para producir anualmente.
Buenas Vibras!
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