Durante el ocaso, en la selva amazónica comienza un rito ensordecedor iniciado por un ave particular que los originarios han llamado Guajojó. Es un plumífero “realmente muy feo”, según los lugareños, pues no tiene plumaje colorido ni alas grandes que podrían hacerla especialmente llamativa; al contrario, a su color opaco y forma los confunden con troncos secos, una característica que ha ayudado a que sobreviva los ataques de los indígenas que la consideran mal agüero.
Cuenta la leyenda, que hace algunos siglos en una antigua tribu de la Chiquitanía, existía una hermosa joven: hija del cacique de la tribu y esta muchacha se enamoró de un joven de un estatus menor que de ella, pero el amor pudo más que las clases sociales y ambos se venían a ocultas para demostrarse su amor.
Cierto día, el padre de la joven se enteró de la aventura romántica de su hija y decidió ponerle fin. Por medio de engaños llevo al novio de su hija a la selva y cuando estuvieron muy adentrados en ella, el cruel cacique asesino al joven.
La muchacha presintió que algo ocurrió con su amado y corrió hasta la selva tan solo para ver que él yacía sin vida en el suelo cerca de su padre. La dolida joven en medio de llantos reclamo a su padre lo acontecido y dijo que se lo diría a todos en la tribu. Entonces su padre que también era un chamán hizo una terrible acción para evitar que su hija lo delatara, por ser descendiente suya, no se atrevía a matarla, entonces por medio de su magia la convirtió en una horrible ave nocturna, pero antes de que la metamorfosis se completara, la muchacha alcanzo a pronunciar el nombre de su amado “Guajojo”.
Desde entonces, durante las noches en la selva se escucha el estremecedor y triste sonido emitido por esta ave, reclamando el asesinato de su amor.
By: Alison Loza
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