En Bolivia, la mayoría de la gente no se viste, solamente “se pone ropa” para poder iniciar la “pavorosa faena”, o, mejor dicho, porque no les queda otra.
La idea de “Moda Boliviana” no deja de estar asociada a mantas de vicuña, aguayos, colores fuertes, y polleras, por lo que no es falso afirmar que, en el último tiempo, en la emancipación de nuestros pueblos originarios, la moda ha sido una plataforma bastante singular.
Pero se han preguntado ¿en dónde estamos realmente según los parámetros internacionales?
Para responder a esta pregunta debemos dejar de enfocarnos en la pasarela y observar el estilo singular que se gesta en las calles, sí, me refiero al “Street Style”.
A título personal, creo que nuestro estilo ha evolucionado bastante a lo largo de los años. Se nos criticaba de ser “grises”, especialmente en el occidente, porque pese a que nuestra cosmovisión aimara que expresa todo en colores, en las calles por lo general vemos “outfits” que pimponean entre el gris, negro, café y al más transgresor se le ocurre usar beige.
Ahora los “millenials” se atreven a más: usan bastante estampado, colores y accesorios que denotan un estilo personal (de hecho, la evolución del estilo va de la mano con la evolución de la arquitectura y las artes). Llevamos nuestra propia identidad en la moda, en las calles se ve una mezcla de la modernidad con lo ancestral, y es en la mezcla que reside el encanto.
Lo importante de la moda reside en los pequeños detalles, puedes seguir tendencias a rajatabla, pero es tu estilo personal lo que resalta de verdad.
Como mencionaba antes, los estilos se basan en el contraste, entre opuestos, masculino y femenino, entre texturas, y colores.
En términos de moda, hay mucho de donde sacar en Bolivia, somos un gigante dormido. Vemos que hay procesos que ya se están llevando a cabo, y contamos con materia prima e inspiración propia que es más rica que las que hay en capitales de moda en Latinoamérica como ser Buenos Aires o Sao Paulo (con esto me refiero a que podemos lanzar colecciones que estén inspiradas lo menos posible en el paradigma occidental porque tenemos con qué). Lo que se está cocinando ahora, tendrá resultados en unos diez años más (o quizás menos).
¿Quién sabe? Por ahí nace una nueva capital de la moda.
Jerusa Pozo