Lucía Llanque, multifacética diseñadora boliviana nos sorprendió con su pronta partida, no hubo duda de su creatividad y su compromiso con la valoración de los niveles de producción que la moda envuelve, son sólo algunos de los aspectos que la caracterizaba. El 6 de diciembre de 2019 lanzó una de las colecciones por la que es más conocida, hablamos de “Sonido Blanco” que incluso fue uno de las representantes por Bolivia para la Bienal Iberoamericana de Diseño – BID20, llevada a cabo en Madrid-España.
El proceso de conceptualización de esta colección es lo que más se rescata del producto “Sonido Blanco”, dónde cada elemento tiene una razón de existir, un porqué. Pero para hablar de esta colección primero debemos conocer a Lucía detrás de Kusilla. Nacida en Bolivia, residente en Chile, siempre tuvo presente su identidad para crear sus diseños. En 2016 fue diagnosticada con cáncer, lo convirtió en su mayor fuerza de creación ya que el mismo año desarrollaría su marca “Kusilla”, el cual ella misma describió como un proceso de creación sanador.
“Había pasado un año muy duro, de ver mi cuerpo enfermo, de habitar un cuerpo que duele. Crear a partir de ello era necesario para mi mente” (Lucía a Página Siete), dicha lucha enriqueció e inspiró a diseñadores del medio.
La inspiración de “Sonido Blanco”
Al ver en conjunto el producto final de las prendas inmediatamente resalta la máscara de Kusillo que simula un corazón humano, sus pliegues, el tono y la forma son un gran golpe de genialidad al combinar estos elementos.
“La colección «Sonido Blanco» está inspirada en la sangre, las heridas y la posterior cicatrización de los cuerpos.” Lo cual se ve claramente a lo largo de las prendas, en su página de Instagram (@kusilla_moda_de_autora), las fotografías se acompañan con imágenes a manera contexto. Los juegos de tramas y texturas giran alrededor de nuestro propio cuerpo a nivel macro o en otros casos de objetos que podemos encontrar en una sala de intervenciones médicas. Es interesante ver como una herida, un corte, y como nuestro cuerpo desencadena un montón de procesos para sanar, es llevado como inspiración para llevarlo a lucir en formas de vestir, es un homenaje al cuerpo desde lo más interno hasta lo externo donde cada etapa tiene su lugar.
El trabajo detrás para llevar a cabo cada una de las prendas también son protagonistas en su trabajo, sin duda se demuestra calidad y perfeccionismo en la factura, desde los ángulos de los pliegues a manera de vendas, las máscaras a medida, la elección de las telas y cómo interactúan entre ellas, es un diálogo constante entre recursos que dan vida a cada conjunto
Adaptándose a las nuevas necesidades
A raíz de la situación sanitaria que atravesó el país y el mundo entero, kusilla atenta a las necesidades que surgían, creó barbijos que siguen la línea de “Sonido Blanco” e incorporando materiales de alta calidad y suaves con nuestra piel como el algodón “Pima”. El trabajo detrás es meticulosamente llevado a cabo ya que pensó en un mejor calce en diferentes tallas, además de un bolsillo para filtro y elásticos en la nuca. Para el barbijo “Sangre” del vestido inspirado en los glóbulos rojos, se usó la técnica del entolado, que consiste en pasar los dibujos de un encaje a otra tela por medio de puntadas a mano.
Lucía, la singular Kusilla transgresora como su mismo personaje, se ganó un espacio por su talento moda en Bolivia, defensora del Slowfashion o Moda lenta donde se valora la calidad y la duración de las prendas, más allá del glamour que la moda puede significar superficialmente, a Lucía le interesaba dignificar cada uno de los niveles de producción. Seguramente con muchas más ideas por aportar y un gran futuro, partió demasiado pronto sin antes dejar una semilla de inspiración a jóvenes diseñadores que también tienen el sueño de dedicarse a crear en esta industria. ¡Vuela alto Kusilla!
Por:
Giscel Montoya
¡Buenas vibras!